Varias son las versiones sobre el comienzo de esta popular celebración.
Según algunos, se remonta a un antiguo festival romano llamado Lupercalia en el que, en el siglo IV a.d.C., los romanos practicaban un rito de iniciación en honor del dios Lupercus; la ceremonia consistía en meter dentro de una caja nombres de muchachas adolescentes, que los jóvenes extraían al azar, de manera que a cada uno de ellos le correspondiese una compañera para su mutua diversión durante todo el año.
Otros expertos relacionan el evento con algunos santos de la iglesia primitiva: después de casi 800 años de la mencionada celebración romana, llegaron los primeros Padres de la Iglesia Cristiana y consideraron necesario, desde el punto de vista moral, acabar con esas prácticas, y empezaron por buscar un nuevo santo patrón de los enamorados, que sustituyera al dios romano. Y optaron por San Valentín, cuya historia es la siguiente:
En el año 270 después de Cristo, el emperador Claudio II publicó un edicto que prohibía el matrimonio, basándose en que el Imperio necesitaba soldados y en que él opinaba que los hombres casados se mostraban reacios a dejar a sus familias para ir a luchar. Ante tal ley, Valentino, obispo de Interamma, invitó a las parejas de novios a acudir a él en secreto para unirlos en matrimonio. Enterado Claudio II, y ante la imposibilidad de convertir al obispo a la religión de los dioses romanos, mandó apalear, lapidar y finalmente, decapitar a Valentino.
Mientras se encontraba en la cárcel, esperando su ejecución, Valentino se enamoró de Julia, la hija ciega de su carcelero. La víspera de su muerte, Valentino le escribió una última carta a Julia, pidiéndole que se mantuviera cerca de Dios, firmada «…de tu Valentino».
Valentino fue ejecutado en Roma el 14 de febrero del año 270. Cuenta la leyenda que Julia plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba -hoy, este árbol es símbolo de amor y amistad duraderos.
La costumbre de enviar versos el día de San Valentín también se atribuye al duque de Orleans, capturado por los ingleses durante la batalla de Agincourt en el año 1415 y encarcelado en Inglaterra. El día de San Valentín, desde su celda de la Torre de Londres, le enviaba a su esposa cartas de amor en forma de poemas.
Una tercera versión enlaza esta fiesta con una antigua creencia inglesa de que las aves escogen pareja el 14 de febrero.
El día de San Valentín probablemente surgió de una combinación de las tres fuentes -además de la creencia de que la primavera, comienzo de vida, fertilidad, es un tiempo para los enamorados.
Espero que lo dicho pueda aportaros alguna justificación convincente y que al observar a los trémulos enamorados de hoy eligiendo la poesía, la flor, o concertando la deseada cita no penséis que, junto con la banalización del «Hoy te quiero más que ayer pero menos que mañana», el día de los Enamorados ¡es una invención de «El Corte Inglés»!
Por cierto, que paséis un feliz día de San Valentín…
Carmen González O’Donnell
