El 4 de abril de 2010 se cumplieron 100 años desde que el rey Alfonso XIII comenzase los trabajos que dieron lugar a la calle más emblemática de España: la Gran Vía. Para su construcción se necesitaron más de dos décadas (21 años concretamente), que dieron como resultado esta enorme arteria, de más de 1.300 metros de largo, que conecta por un lado con la calle Alcalá y, por el otro, con la plaza de España.
El proyecto fue obra de los arquitectos Francisco Andrés Octavio y José López de Salaberry, cuyo objetivo era crear una vía que hiciese el tráfico más fluido. Sin embargo, aunque en teoría todo estaba listo desde octubre de 1898, fueron necesarios casi 12 años hasta que comenzase la construcción de esta avenida. Este retraso se debió a las quejas de los propietarios de viviendas de la zona, ya que la consecución de las obras supuso el derribo de 300 casas. Sin duda, un cambio más que importante en la arquitectura de la ciudad, que favoreció su despegue económico.
Ya en los años 20, esta vía se convirtió en un amplio escaparate, en el que se abrieron infinidad de locales dedicados al ocio, como tiendas o salas de cine. Aún hoy se sigue manteniendo este espíritu comercial, algo que no es de extrañar en una calle por la que diariamente pasean miles de personas. Pero no sólo se puede ir de compras por esta gran avenida, sino que también se ha convertido en escenario cultural. Muestra de ello es que otro de los nombres por los que se la conoce es el de “Brodway madrileño”. En este sentido, no han sido pocos los directores de cine que han tomado la Gran Vía como marco para sus películas, como se puede apreciar en “Abre los ojos” (Alejandro Amenábar) o en “El día de la bestia” (Álex de la Iglesia), en la que se puede ver a Santiago Segura colgando del más que famoso neón de Schweppes.
Como se puede ver, esta importante arteria estaba destinada a convertirse en un lugar de disfrute para los habitantes y visitantes de la capital, y así ha sido desde su construcción. Sólo ha habido un período en el que se mermó su grandeza, coincidiendo con la Guerra Civil, etapa en la que la Gran Vía no pudo lucir todo lo que se merecía, debido a los continuos bombardeos.
Sin embargo, esta avenida salió reforzada de los momentos difíciles y vivió una época de gran esplendor y desarrollo en los años 50 y 60, gracias en parte a las visitas de las estrellas de cine norteamericanas, como Ava Gardner o Grace Kelly, quienes no quisieron dejar de visitar el ya mítico bar de copas “Chicote”, otro símbolo de la Gran Vía, que lleva abierto desde 1931.
Esta calle tampoco pasó desapercibida durante la “movida madrileña”, en los efervescentes y dinámicos años 80. Desde entonces, la Gran Vía no ha hecho más que afianzarse en la vida de los madrileños, convirtiéndose en todo un símbolo de la ciudad.
Actualmente, la Gran Vía es un lugar en el que diariamente se dan cita miles de viandantes y conductores, un lugar de reunión, que mezcla a la perfección la tradición y la majestuosidad de sus emblemáticos edificios con la modernidad. Y no podíamos terminar este reportaje sin hacer mención al cartel publicitario más importante de esta calle: el de Schweppes. Este anuncio, instalado en la parte superior del edificio Capitol, ha pasado a formar parte de la arquitectura de la ciudad, y actualmente está protegido por llevar más de 30 años en la Gran Vía, concretamente desde 1969. Y es que uno ya no se imagina cómo sería el Capitol sin el neón de Schweppes.
Como era de esperar, el centenario de esta histórica arteria madrileña se ha celebrado por todo lo alto. Numerosos actos se han ido sucediendo desde comienzos de año, y así será hasta noviembre, así que no perdáis la oportunidad de visitar esta gran avenida y disfrutar de los eventos que se están organizando. Para los que tengáis pensado ir en septiembre u octubre, podréis escuchar la historia y anécdotas de la Gran Vía gracias a un autobús turístico que la recorrerá desde la Plaza Cibeles hasta la Plaza de España.
Por último, en noviembre, la semana de la arquitectura se centrará en los edificios más importantes de la Gran Vía, entre los que seguro no faltarán el de Telefónica, obra del arquitecto Ignacio de Cárdenas Pastor, el Capitol, de Luis Martínez Feduchi o el edificio Metrópolis, empezado por Jules y Raymond Fevrier y finalizado por Luis Esteve.
Rocío Bonachera Escribano