La moda de los tatuajes parece contar cada vez con más adeptos en el mundo. Más del 25% de los jóvenes han decidido tatuarse y la mayoría de ellos elige hacérselo en la parte posterior del cuerpo. Más del 40% prefiere hacerse el dibujo en la espalda o en el omóplato. En los brazos, que es el lugar en el que tradicionalmente se los ponían los marineros, llevan dibujo alrededor del 25%. En la zona del estómago y el ombligo se tatúan un 20%. En nalgas, tobillos y muñecas, se sitúan apenas el 5% de los tatuajes.
A la hora de decidir tatuarse, no sólo es necesario pensar en la parte estética y simbólica, sino también y sobre todo en los aspectos sanitarios de esta acción.
Hoy en día, hacerse un tatuaje, en principio, no entraña riesgos para la salud, si se acude para ello a un centro que ofrezca las garantías higiénicas adecuadas y si uno sabe a ciencia cierta que no sufre de alergia a cualquiera de los productos utilizados para tal fin. Los problemas sanitarios que hicieron sonar las alarmas hace unos años son prácticamente inexistentes y los temores de contagio, especialmente en lo que a la hepatitis se refiere, han desaparecido. Aunque no por ello hay que bajar la guardia.
Hay no obstante una cosa importante que habrá que valorar antes de tomar la decisión de tatuarse, que no siempre se tiene en cuenta, y es la más que probable incompatibilidad entre los tatuajes y la realización de una resonancia magnética.
La probabilidad de tener que someterse en algún momento de nuestra vida a un examen que exija la realización de una resonancia magnética (IRM) es más alta de lo que podamos pensar. La resonancia magnética es un examen que utiliza potentes imanes y ondas de radio para crear imágenes del cuerpo. Las imágenes individuales se denominan cortes y se pueden almacenar digitalmente o imprimir en una película: se pueden producir docenas, o incluso, en caso necesario, centenares de imágenes, por cada paciente y de una sola vez.
Las máquinas con las que se realizan son muy potentes y reaccionan fuertemente ante cualquier metal, razón por la cual las personas que se someten a este tipo de examen no pueden llevar nada metálico encima. En caso contrario, podrían sufrir daños severos: un implante dental, un marcapasos y otros elementos ferromagnéticos se verían atraídos por la máquina, sin importar lo que pueda interponerse en su camino, pudiendo generar problemas graves. La IRM tiene por lo menos diez mil veces la fuerza del campo magnético del centro de la Tierra. Por lo tanto es tan fuerte que incluso haría reaccionar metales muy pequeños, como un arito, unas llaves o un clip.
De ahí la posible incompatibilidad a la que hacía referencia entre tatuajes y resonancias: algunas tintas para tatuajes cuentan con componentes metálicos y como he dicho, la IRM reacciona ante el metal. Cierto es que hoy en día la tinta tiene mejor calidad que hace 10 años y si el centro elegido y los tatuadores son de fiar, no tendría por qué haber problema.
Pero aun así, es difícil saber si la tinta contiene o no metal, salvo que se tenga acceso a un detector de metales eficaz o los ingredientes que componen la tinta de tu tatuaje vengan indicados adecuadamente en el envase. Si hay óxido ferroso u otro metal magnético, es muy probable que el riesgo de incompatibilidad sea elevado. Por ejemplo, el colorante utilizado en las tintas de tatuaje de color rojo y negro contiene hierro, mineral altamente magnético (pensad en el color de la herrumbre).
Si el tatuaje tiene forma de bucle, puede actuar como una antena. La reacción puede adoptar la forma de inflamación de la piel tatuada y su entorno, sensación de calor e irritación de la carne.
Las consecuencias más graves pueden ser quemaduras de primer y segundo grado, según un estudio de 2009 llevado a cabo por científicos italianos y publicado en la Revista Internacional de Investigación del Medio Ambiente y Salud Pública.
La mejor manera de evitar problemas es advertir al especialista encargado de llevar a cabo este tipo de examen de que se tiene un tatuaje. Él es quien puede decidir si es conveniente y pertinente realizar una IRM o si es preferible buscar un método alternativo. De igual modo, antes de tatuarse, es más que conveniente informarse de los materiales que componen la tinta que se va a utilizar. Ya sabéis, en el caso de los tatuajes, como en todo, es mejor prevenir que curar.
Rocío González
Tatuajes: Rocío Pageo, Aitor Uría