El próximo 29 de octubre se cumplirán ocho años desde que el manchego más famoso de España debutase oficialmente en el primer equipo de su club, el FC Barcelona. Lo hizo en Brujas en un partido de la Liga de Campeones que enfrentaba al FC Barcelona con el Club Brujas. Muchos partidos ha jugado desde entonces, acumulando una experiencia que unida a su don con el balón le han convertido en uno de los mejores jugadores del panorama actual.
Andrés Iniesta Luján nació en el seno de una familia trabajadora el 11 de mayo de 1984 en Fuentealbilla, una pequeña localidad de Albacete. Desde pequeño, el balón se convirtió en su mejor amigo y a los ocho años ingresó en el Albacete Balompié. No fue fácil compaginar los entrenamientos con el colegio. De hecho, Iniesta tenía que salir media hora antes de clase para poder ir a Albacete a entrenar y regresar a la escuela a tiempo por la tarde. Afortunadamente, Andrés siempre contó con el apoyo de su familia para poder seguir jugando.
La gran oportunidad llegó en 1996, cuando Iniesta tenía 12 años. Fue en el Torneo Nacional Alevín de Fútbol 7 de Brunete donde el albaceteño llamó la atención del por aquel entonces entrenador del Barcelona, Albert Benaiges. El Albacete quedó tercero en la competición, pero la calidad de Andrés hizo que fuese elegido mejor jugador del torneo. El Barcelona invitó entonces a la familia Iniesta a conocer las instalaciones de La Masía, que sólo unos meses más tarde se convertiría en su nueva casa.
No fue una situación fácil. Separarse de su familia con 12 años fue una de las decisiones más duras, pero tanto Iniesta como sus padres sabían que era una oportunidad que no podían desaprovechar. Y el tiempo les dio la razón.
Su progreso en La Masía fue asombroso y a los 16 años Llorenç Serra Ferrer le dio la oportunidad de entrenarse con el primer equipo, aunque su debut oficial no tuvo lugar hasta 2002.
Mucho ha llovido desde entonces, pero el “8” barcelonista no ha hecho más que demostrar su valía, tanto como persona como futbolista, sobreponiéndose a las lesiones y a las injusticias, como sucedió cuando Van Gaal lo dejó fuera del once titular en la final de la Liga de Campeones de 2006 en París.
Con sólo 26 años Iniesta puede presumir de tener una trayectoria y un palmarés casi insuperables. Con el Barcelona lo ha ganado todo: Liga, Supercopa de España, Liga de Campeones, Copa del Rey y Mundial de Clubes. Y lo mismo puede decir de la Selección, con la que ganó la Eurocopa en 2008 y el Mundial en 2010, este último gracias a un increíble gol que marcó a cuatro minutos del final de la prórroga en Johannesburgo y que, sin duda, quedará grabado en las retinas de los españoles durante mucho tiempo. Pero Iniesta es un competidor nato y sigue con ganas de títulos, lo que asegura el espectáculo durante unos cuantos años más.
En lo personal, todos los que lo conocen coinciden en destacar la humildad de Andrés y su gran humanidad. Ha apadrinado a dos niños peruanos, apoya a la Fundación Ronald McDonald y a la ONG Tomando Conciencia, y colabora con la Federación Española de Enfermedades Raras. Sabe que su posición puede ayudar a los demás y no duda en hacerlo. Hace un año donó las botas con las que marcó el gol al Chelsea en el Stamford Bridge (que clasificó al Barcelona para la final de la Liga de Campeones) para costear el tratamiento de un niño alicantino que sufría parálisis cerebral. Además, este verano donó la camiseta que llevó en la celebración del Mundial para recaudar fondos para la investigación de la osteogénesis (enfermedad de huesos de cristal).
En definitiva, Iniesta se ha convertido en todo un ejemplo de humildad, trabajo y constancia, y en uno de los mejores centrocampistas del mundo, lo que le ha llevado a estar entre los nominados al Balón de Oro, galardón que se entregará en Suiza en enero. Sea como sea, con Balón o sin él, gracias Iniesta por hacer del fútbol un mejor deporte.
Rocío Bonachera Escribano